
El 28 de mayo es el Día Mundial del Cáncer de Sangre, dedicado a concienciar sobre las enfermedades hematológicas. Los cánceres de sangre afectan a las células sanguíneas, a la médula ósea y a los ganglios linfáticos. También se llaman cáncer hematológico, cáncer sanguíneo, o neoplasia sanguínea maligna. Las células cancerosas evitan que la sangre lleve a cabo sus funciones normales, entre las cuales están combatir infecciones o prevenir hemorragias graves. En España se diagnostican anualmente cerca de 25.000 nuevos casos.
Aunque hay identificados más de una decena de cánceres de la sangre, los tres tipos más frecuentes son:
· Leucemia: se origina en la médula ósea y provoca la producción descontrolada de glóbulos blancos anormales.
· Linfoma: se desarrolla en el sistema linfático, el cual incluye los ganglios linfáticos, el bazo y otros tejidos que forman parte del sistema inmunológico. Los linfomas se dividen en dos categorías principales: el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin.
· Mieloma múltiple: afecta a las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco que produce anticuerpos. El mieloma múltiple se desarrolla en la médula ósea y puede afectar múltiples áreas del cuerpo.
· Otros tipos, menos comunes, son el Síndrome Mielodisplásico (SMD) o la Neoplasia Mieloproliferativa.
Los tratamientos varían según el tipo y la etapa del cáncer, e incluyen quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia, terapia dirigida, terapia CAR-T, trasplante de médula ósea (trasplante de progenitores hematopoyéticos-TPH) o autotrasplante (Trasplante Autólogo de Células Madre). Tratamientos que han ido mejorando gracias a la investigación clínica.
Actualmente en nuestro país hay en marcha 85 ensayos clínicos en búsqueda de nuevos y mejores tratamientos de los diferentes cánceres hematológicos.