
El 15 de septiembre se celebra el Día Mundial del Linfoma, con el objetivo de promover los diagnósticos tempranos y la investigación. El linfoma es un cáncer que se desarrolla en las células del sistema linfático. Existen más de 60 subtipos englobados en dos tipos comunes de linfoma: Linfoma de Hodgkin y Linfoma no Hodgkin (el más común – 90 % de ellos).
Diagnosticar un linfoma en sus inicios es complicado, pues síntomas como cansancio, fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos y sudoración nocturna pueden confundirse fácilmente con enfermedades comunes como la gripe. La presencia de un bulto que no duele en el cuello, axilas o ingle, y que no desaparece, es señal de alerta, por lo que es recomendable realizar una biopsia para confirmar o descartar la enfermedad.
Se presenta con mayor frecuencia en adultos que en niños y las probabilidades de desarrollar la enfermedad aumentan a partir de los 50 años. Cada año se reportan más de 8 mil casos en España.
El tratamiento depende del estado del linfoma, generalmente se usa la quimioterapia y la radioterapia, pero sólo el 50 por ciento de estos son curables; por lo que es necesario la búsqueda de nuevos tratamientos.
En España en la última década se han puesto en marcha más de 200 ensayos clínicos relacionados con el linfoma.